Cándida y Parásitos en los Niños: Cuando el Cuerpo Pide Limpieza y Luz Interior
Cándida y Parásitos en los Niños: Cuando el Cuerpo Pide Limpieza y Luz Interior
Por Laura Brítez – Fitoterapeuta Católica
Inspirado en la sabiduría de Santa Hildegarda de Bingen
El cuerpo de un niño es un templo en crecimiento, un espacio donde la vida y la gracia se entrelazan.
Cuando un pequeño sufre de anemia, cansancio, falta de concentración, irritabilidad o infecciones recurrentes, muchas veces no se trata solo de una carencia alimentaria, sino de un desequilibrio en la microbiota intestinal —ese universo invisible que regula la digestión, la inmunidad y el estado de ánimo.
En ese terreno interior conviven bacterias, hongos y microorganismos que deben permanecer en armonía. Pero cuando el equilibrio se rompe, el organismo entra en confusión: los hongos como Candida albicans o los parásitos intestinales comienzan a multiplicarse, alimentándose de los nutrientes del cuerpo y generando inflamación, toxicidad y agotamiento.
🌿 Lo que dice la ciencia
La Candida albicans es un hongo comensal, es decir, vive naturalmente en nuestro intestino, boca y mucosas. En equilibrio, incluso ayuda a regular otros microorganismos. Pero diversos factores pueden favorecer su sobrecrecimiento (candidiasis intestinal):
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Uso prolongado de antibióticos o corticoides
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Dieta rica en azúcares simples y harinas refinadas
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Estrés crónico y falta de descanso
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Déficit de hierro, zinc y magnesio, que debilitan la inmunidad
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Microbiota alterada desde el nacimiento (por cesárea o falta de lactancia materna)
La ciencia reconoce que este hongo, en exceso, puede provocar:
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Fermentación intestinal (gases, hinchazón, estreñimiento o diarrea)
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Fatiga persistente, al consumir nutrientes esenciales
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Déficit de hierro, por inflamación intestinal y mala absorción
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Alteraciones del ánimo, ya que la cándida libera toxinas como el acetaldehído, que afectan neurotransmisores como la dopamina y la serotonina
En los niños, esto se traduce en anemia, cansancio, ojeras, cambios de humor, dificultades de aprendizaje y mayor vulnerabilidad a infecciones.
A menudo, este cuadro se asocia a la presencia de parásitos intestinales, especialmente el oxíuro (Enterobius vermicularis), muy común en la infancia. Este parásito se alimenta de los nutrientes del huésped y libera sustancias que irritan el intestino, alterando la flora y la absorción.
✨ La mirada de Santa Hildegarda de Bingen
Santa Hildegarda (siglo XII), doctora de la Iglesia y maestra de la medicina natural cristiana, enseñaba que toda enfermedad surge cuando se pierde la armonía entre el cuerpo, el alma y la creación.
Ella hablaba de los “jugos vitales” —los humores corporales— que, cuando se enturbian por excesos o desórdenes, generan fermentación, pesadez, debilidad y tristeza del alma. Estos estados internos favorecen el crecimiento de “impurezas” dentro del cuerpo, que hoy podríamos relacionar con la proliferación de hongos o parásitos.
Según su visión, la limpieza interior y la moderación en los hábitos son las claves para restablecer la salud. Por eso recomendaba ayunos suaves, hierbas digestivas, alimentos puros y el cultivo de la alegría como verdadera medicina espiritual.
🌸 La fitoterapia: orden y armonía desde la naturaleza
La fitoterapia ofrece una ayuda profunda y segura para los niños cuando se utiliza con discernimiento.
Algunas plantas, reconocidas tanto por la tradición como por la ciencia, ayudan a restaurar el equilibrio intestinal, mejorar la absorción de nutrientes y disminuir el exceso de cándida o parásitos.
Ejemplos de plantas útiles:
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Tomillo (Thymus vulgaris): antimicrobiano, antifúngico y antiparasitario suave.
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Ajenjo (Artemisia absinthium) y paico (Dysphania ambrosioides): tradicionalmente empleados para eliminar oxíuros.
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Manzanilla (Matricaria recutita): calma la inflamación intestinal, mejora la digestión y favorece la absorción de hierro.
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Romero (Rosmarinus officinalis): estimula el hígado, depura y combate hongos intestinales.
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Melisa (Melissa officinalis): relaja el sistema nervioso y mejora la digestión; ideal para niños inquietos o ansiosos.
Junto con las plantas, es fundamental reeducar la alimentación:
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Reducir azúcares, harinas refinadas y productos industriales.
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Elegir alimentos vivos: caldos de huesos, manteca o ghee, verduras cocidas, fermentados caseros y frutas frescas.
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Promover el descanso, la oración y la vida al aire libre para fortalecer el sistema inmunológico natural.
💫 Una medicina del alma y del cuerpo
Desde la mirada cristiana, la enfermedad no es enemiga, sino una señal de que el cuerpo necesita volver al orden de Dios.
Cuando la cándida o los parásitos se hacen presentes, no hay que temerles, sino escuchar el mensaje que el cuerpo transmite: necesidad de limpieza, pureza y luz interior.
Sanar la microbiota es también sanar la alegría, porque —como decía Santa Hildegarda—
“La alegría del alma hace florecer el cuerpo, y la tristeza lo marchita.”
Todo proceso de desintoxicación debe realizarse con dulzura, oración y gratitud, para que la salud vuelva a brotar desde dentro.
🌿 En resumen
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La cándida y los parásitos no son enemigos, sino signos de desequilibrio interno.
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La ciencia confirma que su exceso puede causar anemia, cansancio y alteraciones inmunológicas.
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La fitoterapia y la alimentación natural ayudan a restaurar el orden corporal.
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Desde la fe, la limpieza interior es también una renovación del alma: una invitación a vivir con más pureza, alegría y conexión con la creación.
⚕️ Nota profesional importante
Las hierbas, infusiones y tratamientos naturales mencionados deben ser utilizados con orientación profesional.
Cada niño es único, y las dosis, combinaciones y tiempos de uso varían según su edad, peso y estado de salud.
La fitoterapia infantil requiere discernimiento y acompañamiento, ya que cada dosis expresa un lenguaje del cuerpo.
Incluso las hierbas nobles —como el ajenjo, el paico o la genciana— deben ser administradas con prudencia y conocimiento, respetando la fisiología del niño.
Antes de ofrecer cualquier preparación, consulta con un profesional capacitado en fitoterapia y medicina natural cristiana, o fórmate para hacerlo con sabiduría.
La salud natural es, ante todo, un camino de amor, luz y aprendizaje.
✍️ Escrito con amor por
Laura Teresa Brítez Villasvoa
Fitoterapeuta católica
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